2012/07/31

Se me van las cabras.

Era de esperarse, si sé me van las cabras
con todo y pastor, perdido en la esquina
allá donde nadie es maldecido y la mañana besa tus pies
-de porcelana, de arcilla, de mármol-
con sus labios de horizonte, sabor a rocío
los ojos rojos, pestañeandole al sol
el abrazo cálido, sonrojadas las mejillas
mientras uno se queda pasmado, lleno de mañana
y lleno de ti
mínimo el recuerdo, asomándose entre nubes
y me castiga
y me canciona
yo no sé responderte ¿para que lo hago?
sabiendo que se mantendrá callado.

Bien se me van las cabras a sabrá dios donde.

Ulises Sauri

2012/07/28

Por estos días, el año pasado.

Por estos días, el año pasado
nos sucedíamos
eramos esporas adulteradas
en un cosmos estúpidamente asimétrico
y yo con el vaivén de mis anticipaciones
tratando de ser culpable
de el hielo que termino por consumirnos.

Fuimos por estos días, el mes pasado
una algarabía de besos trapecistas
rezábamos a cualquier alucinación que
se nos presentara,
y tu con los deberíamos en la boca
quizá fuimos nube
nunca lo supimos
eramos otro desgaste envinado por adioses.

¡A mi también me asustas!

Por estos días, el día que creíamos pasado
nos despertó un incendio
de todos nuestros comienzos inútiles
y fuimos a destiempo otra historia de amor fallida.

Ulises Sauri

2012/07/09

Thoreau como sí mismo.

Aún no termino de leer Walden o la vida en los bosques de Henry David Thoreau. Un ensayo-experimento en el cual accede al atrevimiento de ir a vivir al bosque sosteniéndose de su propia siembra, aquí un fragmento que me pareció oportuno aportar.


" Descubrí muchos lugares inmejorables para erigir una casa, lugares que muchos haabrían considerado demasiado distantes de la ciudad, aunque en mi concepto era la ciudad la que estaba demasiado lejos de ellos. Aquí podría yo vivir, me decía; y allí vivía en una hora todo un verano y un invierno, me veía dejando correr los años, capeando los embates del mal tiempo, y asistiendo a la llegada de la primavera. Los futuros moradores de esta región, dondequiera que levanten sus casas, pueden estar seguros de que alguien los precedió. Una tarde era suficiente para transformar el terreno en huerta, en bosque y en prado. Y para elegir los hermosos robles o pinos que habría de dejar ante la entrada de la casa. Y luego lo abandonaba todo, quizá en barbecho, pues la riqueza del hombre se mide por el número de cosas a las que puede renunciar."

"Walden o la Vida en Los Bosques" de Henry David Thoreau, pág. 87 - 88.