2009/12/06

Ventana, lluvia, recuerdo latente.


No logro creerlo,
aún puedo soñar.

Se que de repente sólo cierro los parpados,
no se escucha más que el rugido del viento,
la luna calida, reflejada en la ventana,
la agonía del grillo en el cesped,
y tú recuerdo guardado.

De pronto solo me veo en el sueño, acabando de despertar
ahí enfrente de la venta de mi habitación
ahora atravesada con más ventanas y más hogares.

Justo ahí es donde estás tú...
tu mirada firme, cautivante, conocedora del sentido
miré con cara asustada (no había porque)
tú tan pasiva me dirigiste una sonrisa,
como aquellas sonrisas con abrazos
al lado del pasamanos.

Te seguí mirando, como insistente
tú continuaste sonriendo; Ah, esa risa tan armoniosa
¿cuántas veces dije qué no seguiría amandote, y al ver esa
risa al despedirse, me traicionaba?
mire la perfección; pero enamorado
no sé sabe realmente toda realidad en tan
sutil estado, donde esas noches gritaba en mi
almohada y no había nadie para socorrer un corazón
intoxicado de una perfecta ilusión,
me permiti caer en juegos.

¿A qué se debera tal visita en mis sueños?
que los días no los había saboreado tan amargos
despues de que decidí dejar de pensarte, fue un largo tiempo
de seguro ni lo sepas, pero esas noches en vela por tu ausencía
me debilitaban a tal punto donde el autoperdón no centelleaba,
y el "sigue adelante", no figuraba en ningún punto de aquel crucero.

No sé si lo supiste o te enteraste de ello
pero en realidad con solo verte me volvía otro,
la gente lo notaba y supe que decía, "pero mira que
sensato se vuelve al acariciar su pelo", "mira el brillo de sus ojos
cambia, la luz refleja en ellos, como luces de fiesta".

Desperte y de mi ventana te habías ido,
tantos recuerdos me trajiste con el simple hecho
de visitarme en sueños, ¿será acaso que me necesitas?,
no creo, te ha ido lo que se puede decir considerablemente
afortunada, o al menos es lo que creo, que un sentimiento tan fuerte
no te haya conmovido, es un martirio, pero no llevaré esa carga
me dejaste congelado en la niebla de mis deseos hacía tí.

No, ya no te amo, una vez lo hicé
pero miro mi semblante inexpresivo
y me preocupo acerca del lugar donde he dejado lágrimas
por tí, no quiero que crescan girasoles entre tanto helecho.

Me acuerdo de nuestra canción,
horas enteras escuchandola en aquél
parque y quería decirte que la aprendería por tí
así como tu sonreías para mí.

Desperte y de mi ventana te habías ido,
el frio, la lluvia, el eco de las gotas rebotando en el techo,
en la ventana de enfrente donde ya no estabas,
era una realidad perfecta.
Pero sin tí.

Ahora las caricias de ensueño,
cicatrizadas en la piel, promoveran tu ausencía.
Tus labios, esos labios inalcanzables,
serán mi dolor.

Ulises Sauri

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