2010/08/15

Intento Filosófico VII


Todas las personas tienen algún problema.

Hablar de los problemas, independientemente de que clase sean, son un obstáculo, una supuesta barrera que impide avanzar o pasar al siguiente nivel, donde posiblemente habrá un momento de felicidad antes de presentarse el próximo problema. Todo se repetirá y llorarás al recordar los pequeños vacíos felices entre problema y problema. Dicen los estudiosos de la mente humana, los eruditos de la psique, psicólogos, psicoanalistas, psiquiatras, que todos los problemas son programados, como si fuéramos robots, entes sin decisión propia, sin necesidad de una catarsis liberadora. Todo empieza en el vientre materno, cuando se da a luz, lo hacen tan abruptamente, que no dejan al niño respirar por su propia cuenta, tienen que darle una nalgada, ponerlo de cabeza y hacerlo llorar, vienes al mundo llorando y quieren que te vayas de este mundo riendo.

Desesperados.

Todos los transtronos de la personalidad vienen de la familia. La personalidad es una máscara. Hay problemas para llevar las máscaras, los hilos mal sujetados, máscaras mal hechas, pintura barata que se corre con las primeras lágrimas. La familia reprime, primero tu padre, despues tu madre, despues tus hermanos, despues los abuelos, los tios sólo te vigilan no les importas demasiado.

Cualquier transtorno de la personalidad es una manera de llamar la atención no recibida. Más que obtener la atención, necesitan lo único que restaura cualquier persona (no personalidad, ya que no queremos gente enmascarada, gente de mentira) : amor. Algo que esta mal establecido, algo que le estamos poniendo peso, color, forma, tamaño y precio. El amor puede ser una actitud, aunque la actitud puede ser una arma de doble filo, es bien intencionada pero sigue siendo una máscara. El amor debe ser una cualidad, el amor es amor, no tiene que llegar a ningún lado ("¿de aquí a donde me quieres?"), no tiene tamaño ("mi amor por ti es lo más grande"), no hay diferencias ("quiero más a mis amigos, que a mi madre"), no tiene precio ("con ese dinero que tiene, lo amare por la eternidad"), no pide disculpas ("te perdono porque te amo"). Para hacer que las personas sientan el amor sólo se necesitan tres cosas: paciencia, silencio y escuchar.

El perdón no es una cualidad del amor, es una cualidad del olvido.

Una de las principales razones de una persona transtornada, es la nulidad del amor en su entorno, no ve a nadie abrazandose, besandose, saludandose, riendose, respirando, amando calladamente. Todo sucede tan rápido, que sienten que no les alcanza el tiempo de contemplar. Se lo deben a sus padres, ellos quieren que pronto aprendan a gatear, caminar, correr, hablar, comer, abrocharse los zapatos, ponerse los calcetines, sujetar el tenedor, sujetar el vaso, limpiarse la mierda, no usar pañales, jugar sólos, pero luego se asustan de que estan creciendo deprisa, quien los entiende.

Habrá gente que le dara risa, habrá gente que se de cuenta, habrá gente que se asuste, habrá gente... siempre habrá gente asumiendo una posición que les pinte su máscara. Sí tienes un transtorno de la personalidad, no estás enfermo, sólo estás distraído, tu no tienes nada, estás perfecto tal como eres.

Razón VII: Los transtornos de la personalidad son una muestra de la involución del amor.

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