2011/10/16
Grass y el hambre.
2011/10/11
Murakami como Hajime.
Me he leído en día y medio un libro de Murakami. Hay partes que me sorprenden, hay otras partes donde solo quiero pasar a la siguiente página. Hay varias escenas que se antojan lejanas, como si fueran una película y en cierto quisiera que me pasarán. Es un libro que no aburre y te mantiene en la expectativa de lo que va a pasar. En sí es un buen libro. Eso es todo. Ese tipo de prosa no aburre, a veces te sientes muy identificado con los personajes y en cierto modo uno piensa que las situaciones de una u otra manera nos han pasado.
“Me tomó de la mano una sola vez. Fue un día que me llevaba a algún sitio, y el gesto decía: “Rápido, es por aquí”. Nuestra manos permanecieron unidas como mucho diez segundos, pero a mí me parecieron como treinta minutos. Y cuando me soltó, deseé que el contacto no se hubiera interrumpido. Yo lo sabía, sabía que ella me había cogido la mano de una manera espontánea, pero que, en realidad, lo había hecho porque deseaba hacerlo. Aún hoy recuerdo el tacto de su mano aquel día. Es un tacto diferente a cualquier otro que haya experimentado después. Era simplemente la mano pequeña y cálida de una niña de doce años. Pero aquellos cinco dedos y en aquella palmase concentraban, como en un catálogo, todas las cosas que yo quería saber, todas las cosas que tenía que saber. Y ella, al tomarme de la mano, me las enseño. Me enseñó que en el mundo real existía un lugar como aquél. Durante diez segundos tuve la sensación de haberme convertido en pajarillo perfecto. Surcaba el aire, sentía el viento. Desde las alturas, podía ver paisajes lejanos. Tan remotos que no era capaz de vislumbrar con claridad lo que había. Pero supe que existían. Y que algún día iba a visitarlo. Esa certeza me dejó sin aliento, me hizo estremecer.”
Al sur de la frontera, al oeste del Sol de Haruki Murakami pág. 23.
“-Ojalá no llegue nunca mañana. Si no llegara, tú jamás sabrías nada.
Iba a decir algo, pero me lo impidió con un beso. - ¡Ojalá el águila calva se comiera el día de mañana!-dijo Shimamoto-. Porque sería el águila calva la que se lo comería, ¿no es verdad?
-Cierto. El águila calva come arte, pero también come mañanas.
-¿Y el buitre? ¿Qué comía el buitre?
-Cadáveres de gente anónima-dije-. Es muy distinto el águila calva.
-Entonces, el águila calva come arte y mañanas.
-Sí.
-Una combinación maravillosa.
-Y de postre, se come los catálogos de las nuevas publicaciones de la Editorial Iwanami.
Shimamoto se rió.
-Sea como sea, mañana.”
Al sur de la frontera, al oeste del Sol de Haruki Murakami, pág. 231 -232.
“Hay una realidad que demuestra la verdad de un hecho. Porque nuestra memoria y nuestros sentidos son demasiado inseguros, demasiado parciales. Incluso podemos afirmar que muchas veces es imposible discernir hasta qué punto un hecho que creemos percibir es real y a partir de qué punto solo creemos que lo es. Así que para preservar la ralidad como tal, necesitamos otra realidad – una realidad colindante- que la relativice. Pero, a su vez, esta realidad colindante necesita una base para relativizarse a sí misma. Es decir, que hay otra realidad colindante que demuestra, a su vez, que esta es real. Y esta cadena se extiende indefinidamente dentro de nuestra conciencia y, en un cierto sentido, puede afirmarse que es a través de esta sucesión, a través de la conservaci´pn de esta cadena, como adquirimos conciencia de nuestra existencia misma. Pero si esta cadena, casualmente, se rompe, quedamos desconcertados. ¿La realidad esta al otro lado del eslabón roto? ¿Está a este lado?”
Al sur de la frontera, al oeste del Sol de Haruki Murakami, pág. 250.
Eso fue lo que pude rescatar del libro.
Derechos reservados de Tusquet Editores.
2011/09/17
Viejas prostitutas.
El poder de la oración según O'Carroll.
“Aquella noche Mark pidió a Dios en sus oraciones que dejara vivir a Frankie. Dios atendió su oración. Seis semanas más tarde, Frankie estaba en casa… ¡y Mamá lo tuvo en algodones desde entonces! Incluso ahora, años más tarde, cuando Mamá pedía a Mark que bajara a la carbonera por una cubeta de carbón, si Mark se atrevía a sugerir que debía tocarle a Frankie alguna vez, se encontraba con un mal gesto de madre y la respuesta habitual: “¡Recuerda la meningitis!”. Mark aprendió de todo esto una lección valiosa: ¡no te precipites demasiado con tus oraciones!”
2011/08/17
Fall Of Efrafa.
2011/07/03
Indeciblemente.
Así que les traigo otra cita de este hermoso y tedioso libro.
"Señor, ¡cuán indeciblemente asquerosa es la vida! Qué sucias jugadas nos hace. Un momento somos libres, y en el momento siguiente somos esto. Aquí estamos, una vez más entre migas de pan y servilletas manchadas. Este cuchillo ya se congela de grasa. El desorden, la sordidez y la corrupción nos rodean. Nos hemos llevado a la boca cuerpos de pájaros muertos. Es con esas grasientas migas, babeadas en las servilletas, con estos menudos cadáveres,con lo que tenemos que construirnos. Siempre vuelve a empezar. Siempre hay enemigo. Ojos que miran los tuyos. Dedos que se enlazan con los tuyos. El esfuerzo de esperar. Llama al camarero. Paga la cuenta. Debemos levantarnos de la silla. Debemos ir en busca de nuestros amigos. Debemos irnos. Deber, deber, deber... Detestable palabra. Una vez más, yo que me creía inmune, yo que había dicho "Me he liberado de esto", me doy cuenta de que la ola me ha revolcado, me ha puesto cabeza abajo, ha esparcido todas mis posesiones, obligándome a recoger, a reunir, a amontonar, a hacer acopio de fuerza, levantarme y hacer frente al enemigo."
2011/06/05
Virginia en la mente de Bernard.
"Deja que te cree. (Otro tanto has hecho tú por mí.) Yaces en esta ardiente orilla, en este bello y muriente pero todavía luminoso día de octubre, contemplando cómo pasan flotando las barcas, barca tras barca, a través de las peinadas ramas del sauce. Y quieres ser poeta, y quieres ser amante. Pero esa esplendente claridad de tu entendimiento, y la inquebrantable honradez de tu intelecto (a ti debo estas palabras latinas; esas cualidades tuyas me ayudan a rebullir inquieto y a ver las zonas manchadas y desgastadas de mi atuendo) te detienen. Te niegas al engaño. No nublas tu ser con rosadas nubes, ni amarillas."
2011/05/09
Bukowski como Chinaski.
André Gide.
"Cuando estuve de vuelta en Los Angels encontré un hotel barato justo al lado de Hoover Street, y una vez allí me quedé en la cama y bebí. Estuve bebiendo durante un cierto tiempo, tres o cuatro días. No conseguí levantarme para leer las ofertas de trabajo. La idea de sentarme enfrente de un hombre sentado detrás de un escritorio y contarle que deseaba un trabajo, que estaba capacitado para hacer ese trabajo, era demasiado para mí. Francamente, estaba horrorizado de la vida, de todo lo que un hombre tenía que hacer solo para comerr, dormir y poder vestirse. Así que me quedaba en la cama y bebía. Mientras bebías, el mundo seguía allí afuera, pero por el momento no te tenía agarrado por la garganta."
"- Chinaski - dijo Smithson.
Me puse al volante y aceleré el coche hasta los noventa.
-Tú tienes el récord ¿eh pistoletas? ¡Te voy a borrar del mapa, te voy a dar una patada en el culo!- le dije.
-¿Qué?
-¡Quítate la cera de los oídos! ¡Te voy a pisotear, pistoletas! ¡Yo le di una vez la mano a Max Baer! ¡Yo fui una vez mecánco de Tex Ritter! ¡Despídete de tu mierdoso record!
-¡Estás conduciendo con el freno pisado! ¡Quita el piedo del maldito freno!
-¡Cántame una nada, pistoletas! ¡Cántame tu cancioncita! ¡Tengo cuarenta cartas de amor de Mae West en mi petaca!
-¡Nunca podrás batir mi record!
No aguardé al disparo. Pisé los frenos. Había supuesto bien su reacción. El pistoletazo y el frenazo sonaron al mismo tiempo. Batí su record mundial por cuatro metros y nueve décimas de segundo. Eso es lo que dijo al principio. Entonces cambió de tono y me acusó de haber hecho trampa. Yo dije:
-Esta bien, tío, ponme la marca que te salga de los cojones,pero vámonos del río. No va a llover y esta claro que no vamos a pescar ni un puto pez."
2011/02/26
2011/02/07
2011/02/02
Gobernar.
Maurice Druon, Los Reyes Malditos III: Los Venenos de la Corona (pág. 99).
2011/01/28
El corazón como sonaja.
Llevo el corazón como sonaja
lechones agarrándolo con fuerza
mis penas se anclaron a sus risas
el desvarío a primera hora de la mañana
a primera hora
distingo auroras entre persianas
el arrozal a lo lejos
mi canto un puente para los infortunios
pero era un caudal llorón
mi estatua destruida con la marea
que tus besos ocasinaron
al sur de mi frontera
donde la locura daba cuerda
desata por nosotros
los últimos sobrevivientes
ahora es cuando asomo el alma
como pelícano en la bahía
que la cólera se ausente
mientras se enamoran con azúcar
yo con mi andar
siempre el andar
el camino
me detuve para voltear no sé cuantas veces
hacía arriba
siempre hacía arriba
uno sabe que las nubes siempre se mueven
pero no hacía donde
o porque
las preguntas tontas de este niño árbol
extrañando el perfumado de sus labios
que eran raíz en mi hamaca
meciéndome de izquierda a derecha
cuando el viento se oponía a defendernos.
Llevo el corazón como sonaja
sacudiendolo en los rostros ajenos
y hace ruido y enfada y causa gracia
pero lo llevo con alegría
¿qué sería de aquél que se lo esconde?
ya sea en un cobertizo lleno de libros
o el cuaderno atestado de versos disparejos
disparejas mis orejas
sordo
preguntándome si estaré aquí para después
cuando la niebla se convierta en desayuno
rocío mi merienda
sonaja mi corazón.
Ulises Sauri